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COSAS DE DRAGONES

de Gustavo Roldán*

Los dragones aman las cosas inútiles. Sienten una especial ternura por todo lo que no sirve para nada. Y una secreta admiración. Si las cosas inútiles están ahí, algún mérito deben tener.
Como las hojas secas. En especial las hojas secas que tienen un agujero para mirar y descubrir lo que antes no se había visto. No es que las cosas no estuvieran, pero miradas a través del agujero de una hoja seca son otras cosas. Por eso los dragones esperan el otoño con entusiasmo. Saben que va a ser una época de descubrimientos.

También los entusiasma encontrar una piedra redonda, una piedra pulida de esas que aparecen a la orilla del río y que vaya a saber qué tiempo llevan rodando para encontrar la forma perfecta.
Los dragones las tocan suavemente, como si fuesen el frágil huevo de un pájaro, las acarician y piensan. Tratan de imaginar el recorrido de esa piedra, desde su primer día en el tiempo y la distancia, hasta llegar en ese momento a la orilla del río para que un dragón la encuentre, la alce, y la acaricie con ternura.

* Gustavo Roldán (1935-2012) fue un escritor argentino. Se desempeñó en medios gráficos, como las revistas infantiles Humi y Billiken. Centró su trabajo como director de colecciones de libros para niños.
Según declara en su autobiografía, «aspiro a escribir textos donde la cantidad de años que tenga el lector no sea más que un accidente como el verano o la lluvia o el frío.»
Fue ganador con el Primer Premio Concurso Internacional de Cuentos para Niños, el Premio Periquillo (México), el Tercer Premio Nacional de Literatura y el Premio del Fondo Nacional de las Artes.

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